El Quindío celebra que “el negro” ya no es solo danza y gastronomía, en el panel ‘Raíces, Nuestra Herencia Africana’
En 1983, el joven Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas conoció, mientras adelantaba estudios en Bucarest, un estudiante de Zaire que se convirtió en su mejor amigo. A su lado pudo evidenciar el racismo imperante de una nación que vivía en otro contexto. “Había letreros en los restaurantes prohibiendo la entrada de negros y árabes. Yo siempre le prometí que, mientras estuviera vivo y pudiera, defendería los derechos fundamentales y aportaría en corregir estas injusticias históricas”, explicó frente a la audiencia del panel ‘Raíces, Nuestra Herencia Africana’, que ofreció la Gobernación del Quindío de la mano con el Ministerio de Educación, como parte de la conmemoración del día de la Afrocolombianidad, celebrado el pasado 21 de mayo.
Para el mandatario, acoger esta iniciativa es un aporte a la lucha de unas poblaciones que han sido constantemente vulneradas por diferentes circunstancias. “El Ministerio quiere resaltar la importancia de estos actores en el sistema educativo, y en el departamento contamos con docentes de Nigeria, Camerún y Ghana –países angloparlantes-, que fueron vinculados al proyecto Quindío Bilingüe y Competitivo; tienen la ventaja de que, aparte de ser licenciados en educación, son los canales para el intercambio cultural”, reveló la secretaria de Educación, Ana María Giraldo Martínez.
Esto, para su antecesora en el cargo y ahora directora de Calidad Educativa del ministerio, Liliana María Sánchez Villada, representa algo para replicar en el país: “Ese intercambio es muy potente y felicitamos al Quindío, que va un paso adelante con la vinculación de estos angloparlantes en una experiencia que debería replicarse en las instituciones educativas del país, no solo desde la básica y la media, sino también en la universidad”.
Una cosa es explicar el tema desde la barrera y otra desde la propia vivencia. La quindiana Liliana Yezmin Zapata Álvarez es secretaria de Educación de Pereira. Proviene de una familia afrocolombiana del norte del Cauca, y hoy desde su posición, ofrece una visión más completa: “El rol actual del afro es visibilizarse y mostrar que nuestra cultura no es solo el baile, los deportes o la comida, sino que, como todos, tenemos capacidades y competencias para llegar a espacios decisivos. Está bien que se exijan los derechos de la población negra, afro, raizal y palenquera, pero llegó el momento de sensibilizarnos que es momento de quitarnos el sesgo y no sentirnos más discriminados, sino que podemos participar, meternos en ese sistema y aportar al crecimiento de la población”.